julio Reflection
Todos los días, en nuestras vidas, escuchamos algo similar a lo siguiente: Conocí a una persona fuerte y sana que pasó por una muerte súbita. Fue una gran sorpresa para todos los que lo conocían. No hubo síntomas anteriores; todo sucedió rápida y repentinamente.
Nuestro circuito externo e interno es divino. "Dios creó al hombre a su imagen, a imagen divina lo creó; macho y hembra los creó" (Gn 1,27). Somos los mejores, los mejores. Con nuestra razón y libertad, somos la forma más alta de criaturas que nuestro Señor Dios, el Creador, creó.
Una mente sana en un cuerpo sano. Nuestro bien afinado intelecto y alma divina deben conducir nuestro cuerpo físico a su plenitud.
No sabemos lo que nos espera en nuestro mañana. Podemos enfermarnos, tener un accidente fatal o tener mucho éxito. Sin embargo, lo que es muy esencial es que estemos física y espiritualmente bien dispuestos para cualquier cosa que la vida nos depare. Con Dios en nuestras vidas, podemos ver aproximadamente lo que será al final. Sepan que no les dolerá tanto porque como hijos de Dios, " resplandeceremos como el sol en el reino de su Padre ..." (Mt. 13:43)._cc781905-5cde -3194-bb3b-136bad5cf58d_
Reflexión sobre Nuestra Señora
La devoción a la Virgen es, sin duda, necesaria para nuestra santificación y para la plena conformidad con Jesús. Debemos convencernos de que Ella es necesario para nuestra salvación eterna. Los grandes Santos y Doctores de la Iglesia expresan que ella es nuestro camino de salvación, de San Efrén a San Cirilo de Alejandría hasta San Juan Damasceno, continuando con Bernardo Clairvaux , Alphonsus Liguori y hasta Maximilian Kolbe. Esto significa que la doctrina común de la Iglesia católica considera que la devoción a la Virgen es algo moralmente necesario para el cristiano, tanto porque la Madre tiene un papel de sostén de la vida, como porque no podemos lograr conformarnos a ella. Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, a no ser que seamos hijos tiernos y devotos de la Madre común de todo el Cuerpo Místico. Cuanto más somos hijos de María, más somos hermanos de Jesús; y viceversa.
Reflexión sobre Santa Ana
Santa Ana es gloriosa entre los santos, no sólo como madre de María, sino porque entregó a María a Dios. Aprendan de ella a reverenciar una vocación divina como el más alto privilegio, ya sacrificar todo vínculo natural, por santo que sea, al llamado de Dios.