Oraciones de octubre
Salve, Santa Reina
_cc781905-5cde-3194 -bb3b-136bad5cf58d_ (Salve, Regina)
Salve, Santa Reina,
Madre de la misericordia,
nuestra vida,
nuestra dulzura y
nuestra esperanza.
A ti lloramos,
pobres hijos desterrados de Eva.
A ti enviamos nuestros suspiros,
lamentándose y llorando en su valle de lágrimas.
Vuélvete, pues, clementísimo abogado,
tus ojos de misericordia para con nosotros,
y después de esto, nuestro destierro,
muéstranos el fruto bendito de
tu vientre, Jesús.
Oh clemente, oh amoroso,
Oh dulce Virgen María.
Ruega por nosotros, santa Madre de Dios,
para que seamos dignos
de las promesas de Cristo.
Amén.
Oración a San José
Ordenado para ser dicho durante el mes de octubre
por el Santo Padre León XIII el 20 de agosto de 1885
junto con el Rosario y Letanías de Loreto
en todas las iglesias y oratorios;
Decreto SRC 3 de mayo de 1960.
A ti, oh bendito José, volamos en nuestra tribulación;
y habiendo suplicado la ayuda de tu santísimo esposo,
anhelamos con confianza tu patrocinio también.
Por esa caridad que te unía
a la Inmaculada Virgen Madre de Dios,
y por el amor paternal
con que abrazaste al Niño Jesús,
humildemente te suplicamos amablemente
considerar la herencia que Jesucristo
ha comprado con Su Sangre
y con tu poder y fuerza
para ayudarnos en nuestras necesidades.
Oh guardián más vigilante de la familia Divina,
defender a los hijos escogidos de Jesucristo;
Oh Padre amantísimo,
aleja de nosotros todo contagio de error
y la influencia corruptora;
Oh nuestro más poderoso protector,
sé propicio para nosotros,
y desde el cielo asistidnos en esta nuestra lucha
con el poder de las tinieblas;
y como una vez rescataste al Niño Jesús
del peligro mortal,
así que ahora protege a la Santa Iglesia de Dios
de las asechanzas del enemigo y de toda adversidad;
Protege también a cada uno de nosotros con tu constante protección,
para que, sostenidos por tu ejemplo y tu ayuda,
seamos capaces de vivir piadosamente,
morir santamente y obtener la felicidad eterna en el cielo.
Amén.
Oración a La Pequeña Flor
Oh Florecita de Jesús,
consolando siempre a las almas atribuladas con gracias celestiales,
en tu intercesión inagotable pongo mi confianza.
Desde el Corazón de Nuestro Santísimo Salvador pido estas bendiciones de las cuales estoy en mayor necesidad.
(mencionar aquí).
Llueve sobre mí tus prometidas rosas de virtud y gracia, querida Santa Teresita,
para que, avanzando rápidamente en la santidad y en el perfecto amor al prójimo,
Quizá algún día reciba la corona de la vida eterna.
Amén.